Uber y sus problemas

Estamos acostumbrados últimamente a desayunarnos con la noticia de que han prohibido a Uber operar en tal o cual país y a escuchar las demandas indignadas de los taxistas o conductores quejándose a gritos de la competencia desleal que supone

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Para quienes hayáis vivido en otro planeta en los últimos meses conviene aclarar que Uber es un servicio que permite  contratar viajes cortos tipo taxi, mediante una aplicación que pone en contacto a conductores validados por la compañía con los clientes de un modo eficaz, y que parece estar teniendo un éxito importante en todo el mundo.

protestas atxiLo curioso es que un servicio tan sencillo ha levantado ampollas en el mundo del taxi y otros porque lo consideran desleal y exigen su inmediata prohibición y a ser posible publica flagelación de cualquiera involucrado.

Y lo que es peor, están consiguiendo que se les escuche comprensivamente por parte de la administración y ya se ha prohibido su implantación en múltiples países y ciudades incluyendo los USA de donde es originaria.

Uno al principio tiende a pensar que tal vez el motivo del odio feroz que la administración demuestra hacia Uber proviene de su negativa a pagar impuestos o mostrar sus cuentas al descubierto, pero no. Está dispuesta a ser una empresa modelo.

¿Y entonces de donde viene esa saña inquisitorial con que se les persigue?

Ay queridos amigos, con la iglesia hemos topado. No olvidéis que las licencias de Taxi están sometidas a concesión administrativa, y que cada ayuntamiento controla, regula y decide por publica subasta más o menos libre el precio de dichas licencias (Cuya recaudación va íntegramente destinados al bien público, faltaría más).

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Dicho de otro modo, los ingresos municipales que se obtienen de la venta de estas licencias y la capacidad de decidir a quien se entregan son un premio demasiado jugoso para que lo desmonten unos listos que no se van a avenir a este chollo que tan ricamente tienen montado.

La solución naturalmente, consiste en aplicarles la ley. No sabemos cuál, pero ya se nos ocurrirá algo, que para somos el estado.

Los taxistas se quejan de competencia desleal, pero me temo que sencillamente es competencia. Cualquier atisbo de deslealtad viene del abusivo coste de licencia que estos deben pagar a su padrone, digo a su ayuntamiento y esto no es culpa de los demás.

Las nuevas tecnologías no se van a parar y la forma en que permiten modificar servicios tradicionales suponen que algunas formas de siempre de hacer las cosas tienen que desaparecer… o no.

Para eso está la competencia, y que gane el mejor, porque al final somos los usuarios los que salimos beneficiados y lo que taxis y ayuntamientos quieren es que no se mueva nadie y sigáis llenándolas el bolsillo.

napsterNo es el primer servicio o industria que la tecnología hace obsoleto, y la solución no es aplicar la ley con forma de garrote, porque al final el agua desborda por las juntas.
Me viene a la memoria el caso Napster, en que las distribuidoras musicales exigieron medidas sumarísimas, para dar un escarmiento,  y creían haber zanjado el problema al ganar el pleito.

Al poco Emule y Torrent les devolvieron a la realidad de una bofetada y aun hoy siguen noqueadas por ahí, sin saber muy bien hacia donde apuntar, porque se puede marear, pero si los usuarios quieren algo, poco podrá hacer la administración y los lobbies por impedirlo a poco serio que sea el planteamiento de la empresa que nace.

taxi

Por eso de vez en cuando es un placer leer noticias que casi nos devuelven la confianza en la administración. Como ese juez de Nueva York que ha rechazado en sentencia la suspensión de Uber en la ciudad, argumentando que la labor de un tribunal es garantizar el cumplimiento de las leyes y no garantizar el negocio de nadie por dolorosa que su destrucción pueda ser, porque ha pasado en antes y volverá a pasar y más en un momento de cambio tecnológico profundo como el que nos toca vivir.

Ya me gustaría ver una sentencia así a este lado del charco, pero estoy seguro de que faltan muchos años por diferentes razones y sobre todo por algo que ya me podéis haber oído decir antes. Pocos en Europa creen o desean un mercado libre de verdad. Se les llena la boca hablando de ello pero por detrás negocian el monopolio con la administración, siempre receptiva estas prácticas.

Y es una pena porque a pesar de que el mercado puede ser muy duro y exigente, es la única garantía que tenemos los de a pie de que los señoritos no nos montan monopolios que tengamos que pagar a precio de oro.

Esta es la labor de la tecnología. Sustituir lo antiguo por lo nuevo si tiene ventajas y hacer un bonito funeral a lo que fue, para que sigamos mejorando. Y para eso muchas veces hay que pisar callos… y duele.

 

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