La velocidad del cambio

Soy un seguidor habitual de Enrique Dans y su blog, desde hace tiempo y no puedo dejar de recomendároslo a cualquiera que tenga interés en la tecnología desde el punto de vista de un tecnólogo que no es un ingeniero o tecno freaky.

fotoEnrique Dans es profesor en la prestigiosa Business School de Madrid, y es personaje poco frecuente en el mundo de la tecnología. Primero porque es economista y un hombre de prestigio en esa comunidad, y colaborador habitual de periódicos económicos.

En segundo lugar porque no hay muchos economistas que se hayan tomado la molestia de aprender de tecnología un mínimo, (y entre ellos no se cuenta ninguno de los candidatos en las elecciones de este domingo en España, que son abogados en su inmensa mayoría y para vamos a contarles). En general les asusta porque no entienden nada y prefieren ignorarlo con esa elegancia propia del dinero viejo, que cree, como los niños, que cuando cierran los ojos, los problemas que no entienden desaparecen.

Y en tercer lugar porque es un hombre con talante liberal con el que suelo coincidir en los análisis y porque es un generador de opinión informada, y es que suele aplicar un raro sentido común, lo que ya de por si es sorprendente en un sector mucho más cómodo con los tópicos para titulares con poco sustento que con unos análisis mínimamente rigurosos.

Me ha gustado especialmente uno de sus últimos artículos titulado “La velocidad de la innovación” porque creo que resume muy bien un tema inquietante sobre el que hemos hablado en más de una ocasión en este humilde blog: La evolución tecnológica está provocando una enorme presión de cambio en sectores que históricamente eran inamovibles. Y lo está haciendo a una velocidad creciente que afecta a prácticamente todos y cada uno de los sectores de lo que dependen nuestros ingresos.

Por eso espero que me permitáis una cita de ese artículo que creo resume muy bien la  situación actual de muchos negocios:

[pullquote type=»pullquote2″ content=»Si alguien es capaz de imaginarse que, tras todos esos cambios, su negocio – sea el que sea – sigue siendo igual que hace una década, merece verse apartado de él» quote_icon=»yes» align=»center»]Si alguien es capaz de imaginarse que, tras todos esos cambios, su negocio – sea el que sea – sigue siendo igual que hace una década, merece verse apartado de él[/pullquote]

indicador de cambioComprendo muy bien que no queremos oír esto, porque nos aleja de nuestra zona de confort, pero cada vez más jubilarse en la misma empresa en la que entraste con 25 años se va a convertir en imposible (Salvo que seas funcionario claro, a quienes no les afecta el mundo real), porque el mundo cambia mucho más deprisa de lo que queremos cambiar nosotros, y lamento informar de que no van a pedirnos nuestra opinión.

No es menor la preocupación que todos sentimos por el impacto social que esto va a tener, y no voy a entrar a detallar algunas consecuencias inevitables de esto, para evitar herir susceptibilidades y porque no quiero tomar posición política, porque la política es un mundo de ideología y deseos, pero la realidad es dura y sigue sus propias reglas.

multiples rumbosNecesitamos soluciones políticas para encauzar ese cambio en una dirección compatible con un bienestar social al que no estamos dispuestos a renunciar, pero los planteamientos ideológicos no van a detener el cambio, ni van a dejar de cerrarse empresas obsoletas.

Sé que aquí siempre acusamos al capital de secuestrar la fabricación a China y no faltan políticos pidiendo leyes de hierro contra el liberalismo salvaje, pero os invito a que consideréis el problema que tienen encima periódicos, televisiones, estudios de música, Ventas de DVDs o CDs, y para que hablar de los libros.

Ninguno de esos sectores ha mudado la fabricación a China y sin embargo enfrenta una crisis que no supieron ver y en la que se juegan su propia continuidad, sin muchos visos de solución porque ni siquiera ahora comprenden el problema al que se enfrentan.

crisis de modeloSiguen en manos de economistas tradicionales que no se han molestado en estudiar la tecnología disponible y lo que el mercado y clientes más jóvenes demandan. ¿Y sabéis un secreto? Es poco probable que lo hagan, porque bailar de gala en el Titánic es mucho más reconfortante que afrentar el iceberg. Y eso es algo que nos perjudica a todos de un modo impredecible.

La tecnología nos ha proporcionado un mundo mucho más seguro, en cuanto a alimentación, salud, modo de vida y entorno estable, pero ahora nos va a exigir cambios cada pocos años y eso nos obligara a aprender de modo continuo y cambiar de oficio cada 10 años máximo.

Querer seguir como  hasta ahora es comprensible, pero es negarse a ver la realidad. Precisamente porque la única solución es la mejora de la formación continua de nuestros cerebros y de nuestras capacidades, es por lo que la lamentable situación de la educación pública es un drama.

Porque tan ciegos como los economistas, están los responsables de educación, cuyas ilustres mentes siguen dando magnificas soluciones a los problemas equivocados, garantizando la continuidad de la doctrina política mientras niegan la realidad con ese convencimiento de los que creen que si suficientes negamos un problemas y pensamos fuertemente que no existe conseguiremos que desaparezca.

Los vertederos de la historia están plagados de voluntarismos similares, pero para hacer un símil clásico que van a entender, el tren no va a esperarles si no llegan a tiempo.

Y de la respuesta que den, va a depender nuestro bienestar futuro.

 

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